Elecciones europeas: claves nacionales y comunitarias de los resultados y escenarios para presidir la Comisión

Las candidaturas de derecha ganan espacio en unas elecciones en las que España no es excepción. Conozca cómo queda el nuevo Parlamento, el análisis de los resultados y los posibles pactos para la Comisión

Información actualizada a las 17:20 horas

Tras cuatro jornadas electorales, los ciudadanos de los 27 Estados miembro de la Unión Europea (UE) ya han votado a quienes serán los 720 parlamentarios que integrarán el Parlamento Europeo (PE) la próxima legislatura (2024-2029). Los resultados en España, donde se elegían 61 eurodiputados (siete más que en 2019, tras la salida del Reino Unido de la UE), muestran que no somos una excepción en Europa: el viraje hacia la derecha que se ha producido en buena parte de la geografía de la UE alcanza también al país.

En España, la suma del porcentaje de voto obtenido por las candidaturas ubicadas desde el centroderecha hasta el extremo derecho del eje ideológico roza la mitad de los sufragios (49,1%), frente al 39% que aglutinan el PSOE, Sumar, Podemos y otras fuerzas de ámbito nacional ubicadas en la otra mitad del espectro ideológico, como el PACMA o Izquierda Española. Ni siquiera la suma de las tres candidaturas integradas por nacionalistas e independentistas, todas conformadas por partidos que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez (9%) igualaría los apoyos conseguidos por el Partido Popular y las fuerzas situadas a su derecha.

Los resultados, de un vistazo

Un total de nueve candidaturas han logrado representación, una más que hace cinco años. Ciudadanos (Cs) desaparece también de las instituciones comunitarias y la marca ya solo mantiene representación en el Parlamento de Castilla y León, con un diputado Francisco Igea, que está fuera del partido. La ruptura entre Podemos y Sumar también llega al Parlamento Europeo, donde cada proyecto tendrá sus propios parlamentarios y se estrena el proyecto personalista de Se Acabó la Fiesta, que entra con tres escaños.

Participación por debajo del 50%

A falta de escrutarse el voto de los ciudadanos residentes en el extranjero (CERA), algo menos de la mitad (49,2%) de quienes estaban convocados a las urnas decidieron ayer acercarse a su colegio electoral. El dato es el cuarto peor de la serie histórica (en España se han celebrado nueve comicios europeos), aunque mejora ligeramente las cifras de las dos últimas décadas (a excepción de 2019). Tradicionalmente, la afluencia en este tipo de elecciones ha sido baja, salvo en aquellas citas en las que han coincidido con las autonómicas y municipales, como sucedió en 1999 y 2019.

El precio del escaño: 263.065 votos

Dos características de las elecciones al Parlamento Europeo en España hacen que tradicionalmente estos sean unos comicios en los que se registre un elevado número de candidaturas. En España, a diferencia de otros países, la convocatoria comunitaria se celebra con circunscripción única y no existe un límite o barrera electoral para entrar en el reparto de escaños, por lo que todos los votos computan a efectos del escrutinio.

Lo anterior se traduce en que para conseguir un acta en el PE en España sea suficiente con alcanzar en torno al 1,5-17,7% de los votos (en las generales se descartan todas aquellas listas que no alcancen el 3% en la circunscripción y en algunas elecciones autonómicas el listón se eleva hasta el 5%). ¿Y eso cuántos votos son? Pues depende de la participación y del número de escaños a repartir.

En 2024, el último asiento se lo adjudicó el PSOE por un cociente de 263064 votos. Es decir, que con 263065 se hubiera conseguido arrebatarle ese eurodiputado a los socialistas. En 2014, Vox, con el 1,6% de los votos y casi 247.000 sufragios se quedo a escasas 2.000 papeletas de lograr representación en una institución por primera vez. Antes, en 1999, la coalición liderada por los ecosocialistas de ICV y por la Chunta se quedó a 5.000 votos de un sillón.

El PPE repite como primer grupo y ascenso de ultranacionalistas y extrema derecha

Más allá de España, en clave continental, los pronósticos de los sondeos que vaticinaban un empuje de las formaciones que en la legislatura pasada convivieron en los grupos políticos de los Conservadores y Reformistas (ultraconservadores) e Identidad y Democracia (formaciones de extrema derecha, en su mayoría euroescépticas) se hicieron buenos. En Francia, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen se ha hecho con la victoria, con más del doble de votos que la coalición del presidente Macron. En Italia, Fratelli d’Italia toma el relevo de La Liga como primera fuerza. Triunfo también de los ultranacionalistas en Austria, Hungría y segunda posición en Polonia.

La mejora de algunos de los integrantes del Partido Popular Europeo (PPE), como el PP, o la Coalición Cívica de Polonia o la democracia cristiana en Alemania (CDU-CSU) sirve para reforzar al centroderecha como el grupo mayoritario de la próxima legislatura en el PE, a la espera de lo que puedan pasar en las negociaciones entre las fuerzas más escoradas a la derecha, que en el anterior mandato se dividieron en dos familias por desavenencias entre algunos de sus líderes. Además, habrá que ver qué hacen los hasta 50 diputados de formaciones que no tenían representación en la pasada legislatura y para las que no hay aún referencia dentro del sistema de corrientes políticas comunitarias, como es el caso de los tres eurodiputados españoles de SALF.

Con datos de escrutinio todavía pendientes en algunos países como Italia o Irlanda, el análisis por familias políticas refleja que, pese a bascular hacia la derecha, si se toman como referencia las adscripciones de los partidos que ya estuvieron presentes en el PE en los últimos años, el grupo de los Verdes/ALE (ecologistas e independentistas) y el de Renew Europe (liberales) son los que experimentan un mayor desgaste (entre ambos ceden 42 escaños, el 6% del total de la Cámara). Los socialdemócratas de S&D y los comunistas y socialistas de La Izquierda apenas retroceden, mientras que el avance del PPE es de una decena de diputados.

PP y PSOE, segundas delegaciones en tamaño

En clave nacional y comunitaria, los números de PP y PSOE les valdrán para mantener (en el caso de los socialistas) o reforzar (caso de los populares) su peso y capacidad de influencia dentro de sus respectivos grupos políticos. El PSOE dejará de ser la delegación más numerosa del S&D para ser la segunda, solo tras los italianos del Partido Democrático (PD), que aportarían 21 representantes, uno más que sus compañeros españoles. Por su parte, los eurodiputados del PP pasarán a ser los segundos en número dentro del PPE, algo que no sucedía desde 1994, tras ser la cuarta delegación en el último mandato. Por delante de ellos, la coalición CDU-CSU alemana, con 30 integrantes.

A expensas de lo que pueda pasar en los próximos meses, Vox se integró en la anterior legislatura con los ultraconservadores del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ERC). Los liberales de Renew Europe (RE) ya no podrán contar con las ocho actas que llegó a aportar Cs en la última legislatura y la parlamentaria del PNV, Oihane Agirregoitia, será la única representante nacional en la bancada de RE. En el Grupo de La Izquierda convivirán la cabeza de lista de Sumar y las dos eurodiputadas de Podemos, mientras que Jaume Asens y Vicent Marzà anunciaron en campaña que se alinearían dentro de Los Verdes, donde también estará la eurodiputada del BNG, Ana Miranda.

Pactos en el nuevo Parlamento Europeo

Que un partido se integre dentro de un grupo político en el PE no implica que todos los europarlamentarios acaben votando siempre lo mismo que sus colegas de bancada, ni en el terreno legislativo ni a la hora de pronunciarse sobre nombramientos de líderes y cargos para las instituciones comunitarias. La actual presidenta de la Comisión Europea, que aspira a revalidar el cargo, Ursula von der Leyen, contó con el apoyo de 383 eurodiputados, pese a que su nombramiento había sido pactado previamente por socialdemócratas, democristianos y liberales, que sumaban 444 escaños.

Los números provisionales para la nueva legislatura otorgan a una eventual reedición de esta gran coalición a tres bandas 400 actas, una mayoría más exigua, pero todavía por encima de la mayoría absoluta (361) exigida para investir al candidato o candidata a la presidencia de la Comisión. No obstante, a lo largo de estos cinco años, von der Leyen se ha granjeado algunas enemistades que podrían traducirse en abstenciones o votos en contra incluso dentro de su familia europea (proviene del PPE), una posibilidad incentivada por el sistema de votación: secreto y por papeleta.

Ante ese panorama, la todavía presidenta de la Comisión Europea ha coqueteado durante la campaña de las europeas con opciones como la que representan la italiana Giorgia Meloni (tendrá 24 eurodiputados) o los Verdes/Alianza Libre Europea. Una alternativa neta de izquierdas no sería viable numéricamente. El último presidente electo de la Comisión que fuera socialdemócrata fue el francés Jacques Delors (1985-1995), hace casi ya tres décadas. En el otro lado, una entente entre el PP, los Liberales y los dos grupos más escorados a la derecha sería posible sobre el papel (los números dan), pero una quimera en la práctica dadas las diferencias irreconciliables entre multitud de partidos.

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